jueves, 18 de julio de 2013

"Nava el Peral o Navalperal de Pinares" II

"Cuando en Ávila se enteraron de que en Navalperal habían fusilado a las personas antes mencionadas, en represalia, fusilaron a Víctor Elvira, Pedro Callejo, Eugenio Herranz y Mariano Pablo.
El fusilamiento de estas personas lo hicieron de noche, y los llevaron atados unos a otros, brazo con brazo, por encima del codo. Entonces, en el momento de la descarga, todos cayeron a tierra, pero a D. Mariano Pablo ("el tío Marianón") no le había tocado ninguna de las balas, pero, al peso de los que con él iban atados, cayó igualmente a tierra. Si bien en aquella primera descarga "el tío Marianón" pudo librarse, no fue así con el tiro de gracia, que con su pistola solían darles en la sien. Fueron dando el tiro de gracia a todos los caidos, y la suerte del "tío Marianón" una vez más le volvió a sonreír, pues, por las causas que fueran, el tiro le entró por el cuello, y le salió por una paletilla.
Una vez el pelotón de ejecución se hubo retirado, como mejor pudo, "el tío Marianón" se soltó de los compañeros, a los que estaba atado, y, aprovechando la oscuridad de la noche, por la vía férrea adelante, trató de regresar a Navalperal, siendo recogido poco antes de llegar a La Cañada por un tren blindado, que le llevó hasta Madrid, donde fue curado.
D. Mariano Pablo Toledano, una vez terminada la Guerra Civil, fue detenido, encarcelado y juzgado, dictándose condena de muerte, pero, como ya había sido pasado por las armas, según las leyes de entonces, no podía ser ejecutado nuevamente.
A los cinco años de prisión, fue puesto en libertad, y vivió largos años como un ciudadano más.
En las tres o cuatro primeras fechas del mes de Agosto, en las que Navalperal ya estaba ocupado por las tropas de Mangada de una forma estable, desde la estación de Las Navas, llamó la Guardia Civil por teléfono a la estación de Navalperal para que se les informara si había tropas de ocupación, informándoles que el pueblo estaba vacío, y que podían venir.
Enterada la fuerza de ocupación de que en breve la Guardia Civil se haría presente, salieron a esperarlos al lugar del Saltillo, donde se parapetaron en las tapias del prado de San Sebastián. Poco antes de llegar a su altura un pequeño camión con catorce Guardias Civiles, comenzaron a hacerles fuego cerrado de fusilería.
Los Guardias, sorprendidos, puesto que no se esperaban tal recibimiento, se metieron en la casa del guarda del chalet "Ave María", que se encontraba pegado a la carretera, y allí murieron doce de ellos, no sin hacer fuerte resistencia.
Dos de los Guardias que lograron escapar, uno de ellos se fue entre los centenos que estaban altos, y logró salvarse; el otro escogió como camino la vía férrea, y desde el tren blindado le mataron.
Durante los meses de Agosto, Septiembre y los primeros días del mes de Octubre, eran frecuentes los bombardeos de la Aviación Nacional, que destruyó varias casas del final de la calle 8 de Octubre, donde quedaron sepultadas una madre y una hija; cuatro en la hoy Avda. del Caudillo y dos más, próximas a la Plaza Mayor.
Igualmente, eran frecuentes los tiroteos de los combates librados por ambos bandos en la zona de la Peña Madrid, y que en ocasiones llegaban algunas balas hasta el mismo pueblo.
Por estos motivos, si no todos, sí una gran parte de los vecinos: hombres, mujeres y niños abandonaron el pueblo, marchándose al campo a vivir en los cerraderos del ganado".  
Andrés Méndez Herranz, "Nava el Peral o Navalperal de Pinares", Madrid, 1991. pp. 198-200.