Operaciones complementarias del
cerco de Madrid
"El
ejército del Norte había cedido al del Sur la plenitud de la iniciativa en
cuanto a la conquista de Madrid. Mola se limitaría, por el momento, a coadyuvar
con todos los elementos a sus órdenes. Para ello se estudió un plan de
operaciones complementarias, cuyos escenarios habrían de ser los montes entre
las provincias de Ávila, Madrid y Toledo, de una parte; de otra, los pasos de
la provincia de Soria.
Tenían
una triple finalidad: apretar el cerco de la capital; fijar al enemigo para
impedir que enviara refuerzos contra las columnas del Sur y desorientar en lo
posible al Mando rojo acerca de las intenciones de los jefes nacionales.
Por
lo que se refiere a los montes de Ávila, las maniobras ocuparon todo el mes de
septiembre y una buena parte del de octubre. Fue ocupado el paso del Boquerón,
sobre la carretera de Ávila a Toledo. Entraron las vanguardias del Centro en el
pueblo de Santa Cruz de Pinares. Un ataque concienzudamente preparado para
romper el frente rojo al Norte de El Escorial tuvo una primera fase muy
brillante, porque los atacantes entraron en el pueblo de Peguerinos y
aniquilaron una parte de las guarniciones enemigas situadas al amparo de las rocas
en que es tan abundante en la región. Pero “el error cometido por un mando
subalterno”, según dijo el General Mola en una de sus alocuciones, hizo que el
éxito inicial se convirtiera en revés. Los victoriosos de Peguerinos
descuidaron su sistema de flanqueos, y cuando creían estar más seguros
recibieron un vigoroso ataque sobre su ala derecha. El desconcierto producido
por la sorpresa y la mejor situación táctica en que momentáneamente se
encontraron los rojos, formaron la retirada de las vanguardias nacionales, las
cuales hubieron de abandonar las posiciones de Peguerinos, no sin sufrir bajas
muy dolorosas.
Esta
adversidad no desorganizó lo fundamental de los planes ofensivos, porque en los
días siguientes fueron ocupados Herradón de Pinares, San Bartolomé de Pinares
y, por fin, el pueblo de Navalperal, en donde había establecido su Cuartel
General el teniente coronel Mangada.
Navalperal
ofrecía un gran interés táctico para el dominio de los montes entre Ávila y
Toledo. Pasaba entre los milicianos rojos como posición inexpugnable. Pero dos
días de combate incesante dieron en tierra con la inexpugnabilidad.
Tres
núcleos de tropas de Mola ocuparon el pueblo, y al mismo tiempo se
establecieron en las posiciones fortificadas al norte del mismo, así como en una
altura de 1.300 metros, situada al Sur. El domingo 7 de octubre, dice el Estado
Mayor del Ejército del Centro, “la columna de Navalperal, en unión de otra que
bajó desde el puerto del Descargadero, estableció contacto nuevamente con el
enemigo. Este abandonó sus posiciones y dejó enorme botín. Dos columnas
partieron de Hoyo de Pinares y de San Bartolomé; tras brillante ataque,
ocuparon el puerto de Cebreros. Y en la última fase de las operaciones ocuparon
Robledo de Chavela, Navas del Marqués, Valdemaqueda, Hoyo de Híjar y posiciones
al oeste de Peguerinos. De ese modo se estableció un frente defensivo como base
para operaciones futuras”.
Aznar,
Manuel. “Historia militar de la guerra de
España”. Tomo I. Editora Nacional, Madrid, 1958. (Pp. 301-305).
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