Diversos
factores hicieron que la ciudad de Ávila tuviera escasa importancia en los
planes de los conspiradores en julio de 1936. La ausencia de guarnición militar
en la capital abulense fue uno de los elementos primordiales. Conviene destacar
que Ávila pertenecía militarmente a la Séptima División Orgánica, con
residencia en Valladolid. Solo existían en Ávila dos establecimientos militares
en aquel verano del 36: el Colegio Preparatorio para Suboficiales y Sargentos,
y la Caja de reclutas nº 47. Por lo tanto la principal fuerza militar
correspondía a la Guardia Civil, cuya Comandancia formaba con la de Madrid el
primer Tercio, con cabecera obviamente en esta última ciudad.
El
20 de julio de 1936 la Comandancia de Ávila ordenó a la línea de El Tiemblo que
concentrara sus efectivos y algunos de Hoyo de Pinares y Cebreros. La respuesta
que obtuvieron fue negativa, principalmente porque a la zona ya habían llegado
milicianos de San Martín de Valdeiglesias y las organizaciones obreras se
estaban armando.
Durante
la tarde del 20 de julio quedaron cortadas las comunicaciones terrestres, por
carretera y ferrocarril, con Madrid.
En
las primeras horas del martes 21 de julio llegó a la capital amurallada una
compañía del Batallón de ametralladoras de Plasencia. Pero estos efectivos no
llegaban para expandir la sublevación en la provincia abulense. Su misión era
la de ubicarse en Villacastín y esperar allí órdenes. Pero ante la crítica e
incierta situación de parte de Ávila, decidió detener su camino por algunas
horas. En cualquier caso dicha guarnición militar con su armamento era bastante
superior a las milicias establecidas en las zonas leales del Sur y del Este de
Ávila. Su participación fue al día siguiente decisiva para que los guardias
civiles de la capital pudieran entrar en Navalperal de Pinares y Navas del
Marqués. Pero cuando dicha compañía recibió orden de abandonar Ávila, a buen
seguro la incertidumbre volvió a incrementarse. Sobre todo al final de dicha
jornada la Columna Mangada llegó hasta Cebreros. Esta columna[1]
se había formado principalmente con las milicias socialistas del Círculo Oeste
(Puente de Segovia), junto al Noveno Batallón sindicalista, guardias civiles y
de asalto y un grupo de milicianos del sector Este de Madrid. Los efectivos
rondaban los mil hombres con baterías de artillería y diversos vehículos. Es
decir, una fuerza netamente superior a la registrada en Ávila capital, y sobre
todo con posibilidades de moverse sobre el terreno con relativa facilidad.
El
23 de julio la Columna Mangada se plantó en la entrada de Navalperal donde
comenzó un combate que duró más de diez horas. La primera actuación de esta
terminó en la madrugada del 24 de julio cuando lograron entrar en la población
venciendo la resistencia sublevada; poco después se expandieron hacia las Navas
del Marqués. Las fuerzas de la Columna Mangada se desplegaron hacia Aldeavieja
y hacia Villacastín. El temor se hizo patente en la capital abulense pues era
notoria la superioridad bélica de la columna republicana, y la jornada volvió a
transcurrir con gran intranquilidad. Las fuerzas de la ciudad habían sido
aumentadas con la llegada el día anterior de una centuria de falangistas
vallisoletanos y una sección de artilleros del Regimiento de Medina del Campo
con dos ametralladoras. Aún así la columna Mangada presentaba una superioridad
notoria. El grupo de guardias civiles, soldados del Colegio Preparatorio y
voluntarios de la ciudad amurallada se asomaron hacia Aldeavieja, pero ante la
vista del contingente bélico de Mangada decidieron replegarse y esperar. La
batalla por la capital abulense nunca llegó a producirse; no sabemos si por una
deficiencia del servicio de espionaje de la Columna Mangada o porque quisieron
apresurar su camino hacia el Alto del León.
En
la jornada del 26 de julio partió de Ávila capital un grupo de unos 120
hombres, 80 de ellos guardias civiles, que ocuparon Navalperal de Pinares y
Navas del Marqués; la escasa guarnición de la Columna Mangada huyó principalmente
hacia Cebreros.
El
27 de julio, la Columna Mangada, con diversos refuerzos de hasta 600 hombres
según Martínez Bande, vuelve a restablecer su presencia en la zona de
Navalperal de Pinares y Las Navas del Marqués; para además extenderse hasta las
cercanías de Arenas de San Pedro.
El
28 de julio un grupo de más de 100 efectivos, entre guardias civiles y
voluntarios, salió de la ciudad de Ávila para presionar el frente de
Navalperal. Sólo fue una escaramuza contra el fuerte baluarte que representaba
en aquel momento la Columna Mangada.
El
30 de julio llegó a Ávila, procedente de Salamanca, la columna compuesta por
fuerzas de la Comandancia de Salamanca, Zamora y Badajoz, así como falangistas
y requetés. Al frente de la misma estaba el Comandante de la guardia civil
Lisardo Doval Bravo. Entre sus efectivos disponía también de una sección de
ametralladoras y una sección de artillería de montaña. La columna se reforzó en
Ávila con miembros de la JAP y guardias civiles, hasta alcanzar los 800
hombres.
Sobre
las diez de la noche la columna Doval emprendió la marcha hacia Navalperal. En
la entrada de esta última localidad fue recibida con intenso fuego de fusilería
y morteros, emplazándose una batalla entre ambas fuerzas que duró hasta el día
31 de julio. La derrota de la Columna Doval fue total, teniendo al final que
retirarse hacia la capital abulense. Varios factores influyeron en dicha
debacle:
- La aviación republicana apoyó los
movimientos de la Columna Mangada.
- La Columna Mangada utilizó trenes
blindados para posicionar sus tropas y como
centros móviles de ametralladoras.
- Varios integrantes de la columna
Doval se pasaron a la zona republicana; y es hasta
posible que la columna Mangada pudiera haber sido avisada con antelación de los movimientos desde Ávila.
Este
combate marcó el inicio de la estabilización del frente de guerra, con mayor
planificación y apoyo desde la retaguardia (Madrid). En cualquier caso el 31 de
julio se posicionaron además dos escuadrones de Caballería de Salamanca en
Villacastín, lo que impediría el avance de la Columna Mangada hacia el Alto del
León.
VVAA,
“Ávila en el tiempo. Homenaje al profesor Ángel Barrios” Volumen II. González
Muñoz, José Mª. “Aportación documental para el estudio de la Guerra Civil en la
provincia de Ávila: 17-31 de julio de 1936”, Ávila, 2001 (Pp. 85-132).
[1]
El propio Mangada recibió una llamada de ayuda del alcalde de Navalperal tras
su huida de la provincia de Ávila, cuando debió desalojar su pueblo ante la
presión de la Guardia Civil de la capital.
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