No habrá escapado a los lectores avisados la persistencia de las acciones desarrolladas en estos dos frentes (Guadarrama y Somosierra), en las que diariamente se anota alguna acción de artillería, seguida de una pequeña penetración. Típico es lo ocurrido en Navalperal, desde donde, según los gubernistas, habría partido una formidable ofensiva de Mangada contra la retaguardia de Yagüe en Talavera. Ahora resulta que, según el Ministerio de Guerra, en Navalperal, del frente del centro, los rebeldes continúan atacando, aunque han sufrido grandes pérdidas, etc… (Telegrama de fe fecha 25). (p.49).
Ya
el mismo día 8 las fuerzas gubernistas que defienden el famoso saliente de
Navalperal se retiraron hacia la posición de Navas del Marqués, perdiendo todo
el terreno que durante dos meses defendieron con gran tenacidad. Este episodio
constituye, sin duda, un gran golpe para la defensa de Madrid, pues, aparte de
que el saliente ha servido para mantener una permanente amenaza, que nunca pasó
de tal, contra la retaguardia de Yagüe (ahora Varela), era bien sabido que allí
se habían establecido las mejores tropas del Gobierno, la famosa columna
Mangada. El retroceso de Navalperal se debe, no solamente a la obstinada acción
de las tropas nacionalistas, que en ese frente, desde hace veinte días, por lo
menos, atacaban sin dar tregua a su enemigo. El es también una consecuencia de
la amenaza que para las fuerzas gubernistas situadas al oeste de la línea El
Escorial-San Martín de Valdeiglesias significa la ocupación de este último
punto, a poco más de 30 kilómetros de la carretera de El Escorial a Madrid. Y
ya el día 8 esa amenaza iba a convertirse en una realidad. Es indudable que los
gubernistas no habrán dejado de reflexionar a este respecto, y que ello debe
haber contribuido a su retirada. (p.68).
Coronel
A. Gómez, Carlos, “La guerra de España”.
La Facultad. Buenos Aires. 1937.
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